La canción
de las
cigarras.
(Alberto Cortez)
Oye el niño boquiabierto
la
canción de las cigarras
la canción de
las cigarras
la canción de las cigarras
¡Niño la tabla del cinco!
¡Repita toda la
tabla!
¡Digame niño
que comen
árboles, hierbas y plantas!
¡Conjugue el verbo
callarse!
¡Niño, salga a
la pizarra
y escriba cuarenta veces
yo no sé nada de nada!
El niño escucha suspenso
la canción de las cigarras,
la canción de las cigarras,
la canción de las cigarras.
¡Niñ, no cruces
la calle!
¡Niño, te quedas en casa!
¡Niño, silencio, no
grites!
¡Niño a la puerta, no
salgas!
¡Niño, la sopa está fría!
¡Niño, por Dios que te manchas!
¡Niño, que mal educado,
cuando hablo yo, tú te callas!
El niño escucha perplejo
la canción de las cigarras,
la canción de las cigarras,
la canción de las cigarras.
¡Niño, no digas mentiras!
¡Niño levanta la
cara!
¡Niño, no toques
los libros!
¡Niño, cierra la
ventana!
¡Niño, no pises
el barro!
¡Niño no sé que te pasa
¡Niño inútil, niño tonto
que no sirves para nada!
El
pobre niño no entiende
la canción de las cigarras,
la canción de las cigarras,
la canción de las cigarras.
Pasará
el tiempo y el niño
pensará en una muchacha
se dejará la inocencia
Dios sabe dónde olvidada
venderá por cuatro cuartos
la libertad, la esperanza
tendrá un amor y unos hijos
tendrá un jornal y una casa
sin darse apenas cuenta
como por arte de magia
este pobreciro niño
se convertirá en cigarra
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